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El gnomo.
EL VIENTO
¡Niña!... niña gentil, levanta tu cabeza, déjame
en paz besar tu frente, en tanto que agito tus cabellos. Niña gentil, escúchame, que yo sé hablar también y te murmuraré al oído frases cariñosas.
MARTA
¡Oh! ¡Habla, habla, que yo te comprenderé, porque mi inteligencia flota en un vértigo, como flotan tus palabras indecisas!
Habla, misteriosa corriente.
MAGDALENA
Tengo miedo. ¡Aire de la noche, aire de perfumes, refresca mi frente que arde! Dime algo que
me infunda valor, porque mi espíritu vacila.