Hay gentes que tienen en la uña el almanaque y saben en qué día preciso entran y salen las estaciones, cambian las lunas y
caen tales ó cuales santos, éstas ó las
otras fiestas. Yo tengo la felicidad de olvidar fácilmente todo lo que me importa poco, y como entre
otras cosas se encuentran en el número de éstas los detalles del calendario, de aquí, que la mayor parte del año estoy como los niños en el Limbo,
sin saber el día ni la hora en que me encuentro.
Para mí es primavera cuando el aire templado y suave trae á mi oído armonías extrañas envueltas en el perfume de las primeras flores, y otoño cuando al pasear por entre las largas alamedas el ruido especial de las hojas amarillas, que crujen bajo mis pies, me llena el alma de un sentimiento