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Gustavo A. Becquer.
Jacobo. | ¡Que estás bien!... ¡ah! vamos... ya lo comprendo, ves aún el pabellón donde habita... |
Rafael. | ¡La quiero tanto!!! |
Jacobo. | ¿Y ella? |
Rafael. | Ella... me ha jurado aguardarme... hasta que pueda volver. |
Jacobo. | ¿Y si no volvieras en algunos años? |
Rafael. | Me aguardaría hasta la muerte. Lo ha prometido. |
Jacobo. | ¿Y lo cumplirá? |
Rafael. | ¿Se puede mentir llorando? |
Jacobo. | Se miente de todas maneras. |
Rafael. | ¿Se puede jurar una cosa por la memoria de un padre, y no hacerla? |
Jocobo. | Se jura en vano hasta en nombre de Dios. |
Rafael. | ¡Bah! Tú no crees en nada. |
Jacobo. | Al revés: yo creo en todo. |
ESCENA III
El sótano de una taberna. Jacobo y algunos otros jóvenes disfrazados con trajes caprichosos, beben alrededor de una mesa, sobre la que se ve un cuchillo desnudo. — En un extremo un hombre enmascarado también bebiendo solo.
Jacobo. | ¿Somos todos de la hermandad? (Dirigiendo una mirada de inquietud hacia el enmascarado). |