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ACTO III, ESCENA II.
LEANDRO.
Confieso que erré, y que anduve un poco.....
BARTOLO.
¿Qué errar? ¡Un sugeto como usted! ¡Qué disparate! Vaya, con que.....
LEANDRO.
Pues señor, esa niña vive infeliz. Su padre no quiere casarla por no soltar el dote. Se ha fingido enferma: han venido varios médicos á visitarla, la han recetado cuantas pócimas hay en la botica; ella no toma ninguna, como es fácil de presumir, y por último hostigada de sus visitas, de sus consultas y de sus preguntas impertinentes, se ha hecho la muda, pero no lo está.
BARTOLO.
¿Con que todo ello es una farándula?
LEANDRO.
Sí señor.
BARTOLO.
¿El padre le conoce á usted?
LEANDRO.
No señor, personalmente no me conoce.