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ACTO I, ESCENA I.

cordarme tan á menudo que soy viejo! Tan viejo soy, que te llevo dos años de ventaja; yo he cumplido cuarenta y cinco, y tú cuarenta y tres; pero aunque los mios fuesen muchos mas, ¿sería esta una razon para que me culpáras el ser tratable con las gentes, el tener buen humor, el gustar de vestirme con decencia, andar limpio y..... Pues qué, ¿la vejez nos condena, por ventura, á aborrecerlo todo, á no pensar en otra cosa que en la muerte? ¿Ó deberemos añadir á la deformidad que traen los años consigo un desaliño voluntario, una sordidez que repugne á cuantos nos vean, y sobre todo, un mal humor y un ceño que nadie pueda sufrir? Yo te aseguro que si no mudas de sistema, la pobre Rosita será poco feliz con un marido tan impertinente como tú, y que el matrimonio que la previenes será tal vez un origen de disgustos y de recíproco aborrecimiento, que.....

D. GREGORIO.

La pobre Rosita vivirá mas dichosa conmigo, que su hermanita la pobre Leonor destinada á ser esposa de un caballero de tus prendas y de tu mérito. Cada uno procede y discurre como le parece, señor hermano..... Las dos son