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ACTO III, ESCENA X.
MARTINA.
¡Marido mio! (Se abrazan Martina y Bartolo.) Sea enhorabuena que ya no te ahorcan. Mira, trátame bien, que á mí me debes la borla de doctor que te dieron en el monte.
BARTOLO.
¿A ti? Pues me alegro de saberlo.
MARTINA.
Sí por cierto. Yo dije que eras un prodigio en la medicina.
GINÉS.
Y yo porque ella lo dijo, lo creí.
LUCAS.
Y yo lo creí, porque lo dijo ella.
D. GERÓNIMO.
Y yo porque estos lo dijeron, lo creí tambien, y admiraba cuanto decia como si fuese un oráculo.
LEANDRO.
Asi va el mundo. Muchos adquieren opinion de doctos, no por lo que efectivamente saben, sino por el concepto que forma de ellos la ignorancia de los demas.