Página:Obras de los moralistas griegos. Marco Aurelio-Teofrasto-Epicteto-Cebes (1888).pdf/81

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
23
M. AURELIO.—SOLILOQUIOS.

universo lleva consigo; y aquello también, que de suyo se ordena á la conservación del mismo.

Ahora, pues, ¿quién no ve que igualmente la mutación de los elementos[1] y de los mixtos conservan en su ser al mundo? Esto te baste; éstos sean para ti tus dogmas perpetuos; echa, pues, de ti esa sed insaciable de leer para que no mueras con repugnancia, antes bien con resignación verdadera y agradecido de corazón á los diosos, por más que no hayas podido leer tanto libro como deseabas.

Acuérdate cuánto tiempo hace ya que dilatas la ejecución de estas máximas y cuántas veces habiéndote los dioses concedido aquel plazo que te habias prefijado, con todo no te has aprovechado de él. Es menester, pues, que ahora por fin.conozcas de cuál mundo eres una parte y de cuál gobernador del mundo has salido como un destello[2]; que medites, que tienes predefinido el término de tu vida en un tiempo acotado, del cual si no te aprovechares, serenando tus apetitos y pasiones, él se te pasará y tú pasarás con él y otra vez no volverá.

Cuida á todas horas de obrar valerosamente, como corresponde á un Romano, y á un hombre de gran vigor ejecutando aquello que tuvieres entre manos, con una gravedad perfecta y natural, con mucha huma- [1] Los discipulos de Platón, que después se conocieron con los nombres de académicos y pirapatéticos, también aprobaban la conversión sustancial de unos elementos en otros.

[2] La voz ánóepota propiamente chorro, no significa por metáfora un efecto ó criatura hecha de la nada, sino que es aquella partícula de la Loipa. Ciertamente, un estoico juraría que è nihilo nihilumdividida, Ota dró-


  1. 1,0 1,1
  2. 2,0 2,1