Esta página ha sido corregida
154
BIBLIOTECA CALLEJA
va en mi vida á oir hablar de ese niño! Sólo para comunicarle eso la he llamado. Puede usted retirarse, señora Bedwin, y acuérdese de que quiero ser obedecido.
La mayor tristeza reinó aquella noche en casa del señor Browulow.
En cuanto á Oliverio, se desesperaba al pensar en sus nobles y bondadosos amigos de Pontonville. Felizmente para él, ignoraba lo que les había contado el muñidor; de otro modo, se hubiera muerto de pena.