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Página:Orígenes de la novela - Tomo I (1905).djvu/70

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LX
Origenes de la novela

texto, publicado por Knust[1] con arreglo á dos códices del Escorial (Capítulo que fabla de los ejemplos e castigos de Teodor, la doncella), tiene todos los caracteres del estilo del siglo XIV (si es que no pertenece á fines del XIII, en que se tradujeron tantas obras análogas) y en todo lo sustancial conviene con los textos de Las Mil y una noches modernamente impresos en Bulac y en Beirut, y con otro, al parecer más moderno, que Gayangos poseyó, atribuido á Abu Bequer Al-warrac, célebre escritor del segundo siglo de la Hégira (Historia de la doncella Teodor, y de lo que le aconteció con un estrellero, un ulema y un poeta en la corte de Bagdad)[2].

Algunas ediciones del texto impreso castellano le atribuyen á un mossen Alfonso Aragonés, que ignoramos quién fuese, pues no puede pensarse ni en el autor de la Disciplina Clericalis, por demasiado antiguo, ni en el poeta morisco de fines del siglo XVI, autor de los romances contra la fe cristiana, por demasiado moderno. De todos modos, poco importa tal atribución, porque el texto impreso no es más que una corruptela del manuscrito. Daré un breve extracto de este cuento, que tiene importancia en nuestra literatura, no sólo por su constante popularidad, sino por haber dado argumento á una comedia de Lope de Vega, que lleva el mismo título que la novela.

«Havia en Babilonia un mercader muy rrico e bueno e muy linpio e oracionero en las cinco oraciones e fasedor de bondades a los menesterosos e a las viudas, e havia muchos algos e muchos hermanos e muchos parientes, e non tenia fijo nin fija. E acaesció un dia que mercó una donsella, e dió por ella muchas doblas e florines. E llevola a su casa e ensennole todas las artes e sabidurias quantas pudo saber. E dende a poco llegó el mercader a grand menester, e dixo a la donsella: «Sabed que me ha Dios traydo a grand menester que nin he algo nin consejo, e non se me escusa que vos non haya menester de vender, pues dadme consejo por do habré mejoria e bien». E abaxó la donsella los ojos e la cabeça contra la tierra, e despues alçó los ojos arriba, e dixo: «Non havedes de rrescelar con la merced de Dios». E dixo: «Idvos agora a la alcaceria de los boticarios, e traedme afeytamientos para muger e nobles vestiduras, e llevadme al alcaçar del rrey Abomelique Almançor. E cuando vos preguntare qué es vuestra venida, dezilde: quiero vos vender esta donsella, e pedidle por mi dies mill doblas de buen oro fino, e si dixere que es mucho, desilde: sennor, si conosciesedes la donsella non lo havriades por mucho». E fuesse el mercador a la alcaceria de los boticarios, e fue a uno

  1. Mittheilungen aus dem Eskurial von Hermann Knust. Tübingen, 1879 (publicado por la Sociedad Literaria de Stuttgart), pp. 307-517.
  2. Este ms. se conserva ahora en la Biblioteca de la Academia de la Historia, y de él dió noticia Gayangos en sus notas á Ticknor (edición castellana de 1851, tomo II, pp. 554-557).