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Página:Orígenes de la novela - Tomo I (1905).djvu/93

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LXXXIII
Introducción

Hay en el Blanquerna algunos versos intercalados, pero lo más poético, ya lo hemos dicho, es el Cántico del Amigo y del Amado, que está en prosa, si bien partida en versículos, que contienen ejemplos y parábolas, tantos en número como días tiene el año, formando el conjunto un verdadero Arte de contemplación. Pero de este admirable diálogo, que fácilmente puede separarse del Blanquerna, y varias veces ha sido impreso aparte como libro de devoción[1], ya he escrito bastante otras veces, y su estudio incumbe á la historia del misticismo español y de la poesía lírica. Únicamente recordaremos, porque explica en parte la forma poética del cántico (de ningún modo su espíritu), lo que el mismo Lulio dice de la ocasión que tuvo para componerle: «Acordóse Blanquerna de que siendo Papa le refirió un moro que entre los de su ley había algunas personas religiosas, las cuales son muy respetadas y estimadas sobre las demás, y se llaman sofíes ó morabitos, que suelen decir algunas palabras de amor y breves sentencias que inspiran al hombre gran devoción, pero necesitan ser expuestas, y por la exposición sube el entendimiento más arriba en su contemplación, y con él asciende la voluntad y se multiplica más la devoción. Después de haber considerado todo eso, resolvió Blanquerna componer su libro según el dicho método, para multiplicar el fervor y devoción de los ermitaños».

Escrito el Blanquerna en 1283, según plausible conjetura del P. Pascual, antecedió en tres años á otra larguísima novela titulada Libre de Maravelles, ó más propiamente, Libre apellat Felix de les maravelles del mon, que el beato Ramón terminó en París el día de la Natividad de 1286[2]. El lazo entre ambas narraciones es manifiesto, puesto que el ermitaño Blanquerna es uno de los personajes de la segunda. La fábula general tiene mucho menos interés en el Libro Félix, y puede contarse en dos palabras. Un hombre llamado Félix va por el mundo, maravillándose de todas las cosas que encuentra al paso (de aquí el título del libro) y sacando de la consideración de todas ellas fundamentos y razones para loar y glorificar continuamente á Dios. Así, como el Blanquerna es el primer specimen de novela biográfica en las literaturas occidentales de la Edad Media, el libro de las peregrinaciones de Félix es el más antiguo tipo de la novela episódica que los franceses llaman à tiroirs. Cada una de las personas que Félix va encontrando en su viaje, sea pastor, ermitaño ó filósofo, hombre de cualquier estado ó

  1. En este mismo año de 1903 se ha reimpreso en Madrid la traducción castellana de este librito, por diligencia del insigne escritor mallorquín D. Miguel Mir.
  2. El texto catalán fué publicado por D. Jerónimo Roselló en dos volúmenes de la Biblioteca Catalana dirigida por D. Mariano Aguiló. Carece todavía de portada y preliminares, como los demás de tan preciosa colección.
    Estando ya en prensa este pliego, recibo de Mallorca el tercer volumen de las obras lulianas, donde aparece nuevamente el Libro Félix, con un bello prólogo de D. Mateo Obrador.
    Son raros en las colecciones lulianas los códices de esta obra. Seis únicamente menciona la Histoire Littéraire. Poseo otro del siglo XVII, que me legó D. José María Quadrado, de buena y gloriosa memoria.

    Al castellano fué traducido por un lulista anónimo, acaso el mismo que interpretó el Blanquerna (Libro Felix ó Maravillas del Mundo. Compuesto en lengua lemosina por el Iluminado Doctor, Maestro y Martyr el Beato Raymundo Lulio Mallorquin, y traducido en Español por un Discipulo; puestas algunas notas para su mas fácil inteligencia) (Mallorca, 1750, imp. de la Viuda Frau), 2 ts. 4.º. Se atribuye esta versión al P. Luis de Flandes. Sobre una traducción francesa del siglo XV, que permanece inédita en un lujoso códice de la Biblioteca Nacional de París, puede consultarse la Historia Literaria de Francia (t. XXIX, pp. 345-362), que da algunos extractos.