ACLIMATACION 137 me lleva a decir unas pocas palabras sobre la aclimatacion. Como os comun en extremo que las especies distintas de um mismo género habiten países cálidos y frios, si fuese verdad que todas las especies del mismo género descienden de una sola forma maclre, preciso es que la aclimatacion se haya elec- tuado convenientemente durante un largo transcurso de des- cendencia. Es notorio que cada especie está adaptada para el clima en que nace; las especies de una region ártica y áun de una region templada, no pueden sufrir un clima tropical y vi- coversa. Tambien hay muchas plantas suculentas que no puc- den sufrir un clima húmedo. Pero se exagera mucho el grado de adaptacion de las especies á los climas en que viven. Podo- mos deducir esto de nuestra frecuente imposibilidad de pre- decir si una planta importada vivirá ó nó en nuestro clima, y por el número de plantas y animales traidos de otros países diferentes que están aquí en perfecto estado de salud. Hay ra- zon para creer que las especies en un estado natural están es- trechamento limitadas en su extension por la competencia de otros seres orgánicos, tanto ó más que por la adaptacion å climas particulares. Pero sea 6.no muy rigorosa esta adapta- cion en la mayor parte de los casos, tenemos pruebas de que ciertas plantas se habitúan naturalmente hasta cierto punto á diferentes temperaturas; esto es, que se aclimatan : así los pinos y rododendrones, criados con semillas reunidas por el Dr. IIooker, de las mismas especies que crecen en las diferen- tes alturas del llimalaya, poseian en este pais aplitudes de cons- titucion diferentes para resistir el frio. Mr. Thwaites me in- forma que ha observado hechos semejantes en Ceylan; obser- vaciones análogas ha hecho Mr. II. C. Watson en las especies curopeas de plantas traidas de las Azores á Inglaterra, y podria citar otros casos. Con respecto á los animales podrian presen- tarse algunos cjemplos auténticos de especies que se han ex- tendido largamente dentro de tiempos históricos desde latitu- des más frias á otras más cálidas y viceversa: pero no sabc- mos positivamente que estos animales estuvieran estrictamento adaptados á su clima natal aunque en todos los casos ordina- rios suponemos que así sucederia ; ni sabemos tampoco que despues se hayan aclimatado especialmente á sus nuevas resi- dencias, de tal modo que estén mejor dispuestos para ellas que en un principio lo estuvieron.