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ORIGEN DE LAS ESPECIES

ella como un alcion contra un pescado. En nuestro mismo país, el paro más grande (parus major), puede vérsele trepando á los árboles casi como un trepador; algunas veces, como una picaza manchada, mata á los pájaros pequeños, dándoles golpes en la cabeza, y yo lo he visto muchas veces y lo he oido amartillando las semillas del tejo en una rama, y rompiéndolas luego como un pica-maderos. En la América del Norte ha visto Hearne al oso negro nadando horas enteras con la boca completamente abierta, atrapando así, casi como una ballena, los insectos del agua. Como vemos algunas veces que los indivíduos siguen hábitos distintos de los que son propios á su especie y á las otras especies del mismo género, debiamos esperar que esos indivíduos ocasionalmente darian orígen á nuevas especies con hábitos anómalos y con estructuras ligera ó considerablemente modificadas de la de su tipo. Y estos casos se dan en la naturaleza: ¿puede darse un caso más extraño de adaptacion que el de un pica-maderos para trepar á los árboles y apoderarse de los insectos en las grietas de la corteza? Sin embargo, en la América del Norte hay pica-maderos que se alimentan mucho de frutas, y otros con alargadas alas que persiguen á los insectos al vuelo. En las llanuras de la Plata, donde apenas crece un árbol, hay un pica-maderos Colaptes-campestris, que tiene dos dedos delante y dos detrás, una lengua larga acabada en punta, plumas caudales puntiagudas, lo suficientemente rígidas para sostener al pájaro en una posicion vertical sobre un poste, pero no tan rígidas como en los pica-maderos típicos, y un pico derecho y fuerte. El pico sin embargo, no es tan derecho ni tan fuerte como el de los pica-maderos típicos, pero es bastante fuerte para agujerear la madera. Por estas razones, este colaptes, en todas las partes esenciales de su estructura, es un pica-maderos. Aun en caracteres tan insignificantes como el color, el tono áspero de la voz y el vuelo ondulante, se declara claramente su estrecho parentesco de sangre con nuestro pica-maderos comun; y sin embargo, yo puedo afirmar, no sólo por mis propias observaciones, sino por las del exacto Azara, que en ciertas grandes localidades no se sube á los árboles y hace sus nidos en agujeros en los montones de tierra. En otras localidades, este mismo pica-maderos, como lo dice Mr. Hudson, frecuenta los árboles y barrena agu-