Página:Origen de las especies por medio de la selección natural.djvu/254

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238 ORIGEN DE LAS ESPECIES escritor, segun creo, en mi Variacion en la domesticidad. Del mismo modo afirma con frecuencia que yo no atribuyo nada á la variacion independientemente de la seleccion natural, cuando es el caso que en la obra á que acabo de hacer referen- cia he coleccionado un número mayor de hechos auténticos que el que se encuentra en ninguna otra obra de las que yo co- nozco. Mi juicio podrá no ser fidedigno, pero nunca me he sen- tido tan fuertemente convencido de la verdad en general de las conclusiones aquí sentadas, como despues de leer con cuidado el libro de M. Mivart y de comparar cada seccion de él con lo que yo he dicho bajo el mismo epígrafe, sujeto, como es natu- ral en asunto tan intrincado, á muchos errores parciales. Todas las objeciones de M. Mivart serán ó han sido ya con- sideradas en el volúmen actual. El único punto nuevo que parece haber impresionado á muchos lectores, es «que la se- leccion natural es incompetente para explicar los estados inci- pientes de las estructuras útiles.» Este asunto está íntimamente unido con el de la gradacion de caracteres, acompañada á me- nudo por un cambio de funciones; por ejemplo, la conversion de una vejiga natatoria en pulmones, puntos que fueron dis- cutidos en dos de las divisiones del último capítulo. A pesar de esto, cxaminaré en detalle algunos de los casos presentados por M. Mivart, escogiendo aquellos que son más graves, ya que la falta de espacio me impida considerarlos todos. La girafa, por su elevada estatura, cuello, brazos, cabeza y longaa prolongados, tiene todo el cuerpo hermosamento adap- tado para ramoncar las ramas más altas de los árboles. Puede de este modo obtener alimento más allá del alcance de los otros ungulata ó animales de pezuña, que habitan el mismo país, lo quo necesariamente es una gran ventaja durante las escaseces. El ganado Niata de la América del Sur nos muestra que una pequeña diferencia en la estructura puede hacer en esos perío- dos una gran diferencia en conservar la vida de un animal. Este ganado puede pastar lo mismo que los otros en la hierba; pero por la proyeccion de la quijada inferior no puede en las secas, que tan á menudo ocurren, ramoncar en los renuevos de los árboles, cañaverales, etc., á cuyo alimento se ven llevados el ganado comun y los caballos; de modo que en estas ocasio- nes perecen los Niatas si no los alimentan sus propios dueños. Antes de llegará las objeciones de M. Mivart, no estará de más