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INSTINTO DE HACER ESCLAVOS

pequeñas consecuencias de una ley general, á saber, la transicion?»> Varios pájaros, como ya se ha hecho observar, ponen ocasionalmente sus huevos en los nidos de otros pájaros. Este hábito es muy comun en las gallináceas, y alguna luz arroja sobre el instinto singular del avestruz. En esta familia se reunen algunas hembras para poner unos pocos huevos en un nido y luego en otro, y estos los empollan los machos. Probablemente consistirá la razon de este instinto en el hecho de que las hembras pongan un gran número de huevos, pero con intervalos de dos ó tres dias como las del cuclillo. Sin embargo, el instinto del avestruz americano, y en esto se parece al Molothrus bonariensis, no ha sido todavía perfeccionado; porque están esparcidos por las llanuras un número sorprendente de huevos, tanto que en un dia de caza recogí nada ménos que veinte, perdidos y desperdiciados. Hay muchas abejas parásitas, que regularmente ponen sus huevos en los nidos de otras clases de abejas. Este caso es más notable que el del cuclillo; porque estas abejas no solamente han modificado sus instintos, sino tambien su estructura, en conformidad con sus hábitos parásitos, y no poseen el aparato para recoger pólen, que les hubiera sido indispensable para almacenar alimento para sus propias crias. Algunas especies de Sphegidæ (insectos parecidos á la avispa) son igualmente parásitas; y M. Favre ha dado últimamente buenas razones para creer que aunque la Tachytes nigra hace generalmente su propia mina y la provec de presa paralizada para sus larvas, cuando este insecto encuentra una ya hecha y provista por otro sphex, se apodera de ella, y de este modo en aquella ocasion se hace parásito. En este caso, como en los del molothrus y cuclillo, no creo que haya dificultad en que la seleccion natural haga permanente este hábito ocasional, si es de alguna ventaja para la especie, y si no queda por él exterminado el insecto á quien le roba traidoramente nido y almacen. Instinto de hacer esclavos. Este notable instinto fué por primera vez descubierto en la Formica (polyerges) rufescens, por Pierre Huber, mejor observador aún que su célebre padre. Esta hormiga depende en