350 ORIGEN DE LAS ESPECIES ménos numerosas que las formas á las cuales enlaza, serán generalmente derrotadas y exterminadas durante el curso de ulterior modificacion y mejoramiento. La principal causa, sin embargo, de que no ocurran en la actualidad por todas partes en la naturaleza lazos intermedios, depende del mismo proce- dimiento de la seleccion natural, por cuyo medio nuevas va- riedades están continuamente tomando los puestos de sus formas madres y suplantándolas. Pero precisamente, por lo mismo que este procedimiento de exterminio ha obrado en uma escala enorme, debe de ser verdaderamente enorme el número de variedades intermedias que hayan existido prévia- mento. ¿Por qué, pues, no están todas las formaciones geoló- gicas y todas sus estratas llenas de semejantes eslabones in- termedios? La geologia seguramente no revela cadena orga- nica alguna tan delicadamento graduada; y esta, quizás, es la objecion mis óbvia y más séria que puede presentarse contra la teoría. La explicacion consiste, á mi juicio, en la extrema imperfeccion del registro g'cológico. En primer lugar, hay siempre que tener presente qué clase de formas intermedias debe haber cxistido anteriormente segun la teoría. Yo he encontrado muy dificil, cuando he examinado dos especies cualesquiera, prescindir de imaginarme formas di- rectamente intermedias entre dichas especies. Pero esto es falso por completo; siempre buscariamos formas intermedias entro cada especie y un progenitor comun, pero desconocido; y el pro- genitor en general se habrá diferenciado en algunos l'espectos, de todos sus descendientes modificados. Para dar un ejemplo sencillo: las palomas colipavas y volleadoras descienden am- bas de la paloma torcaz; si poseyéramos todas las variaciones intermedias que han existido en todos tiempos, tendríamos una série extremadamente parecida entre las dos primeras y la torcaz; pero no tendríamos variedades directamente inter- medias entre la colipava y la volleadora. No habria ninguna, por ejemplo, que combinara la cola en forma do abanico y el buche abultado, rasgos característicos respectivamento de estas dos castas. Más aún: estas dos castas se han modificado tanlo, que si no luvicramos pruebas históricas o indirectas respecto á su origen, no hubiera sido posible, por una mera comparacion de su estructura con la de la paloma torcaz (Co- lumba livia), deducir si cran descendientes de esta especie o