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ORIGEN DE LAS ESPECIES

templada, como la que, segun la descripcion de Hooker, crece exuberantemente á la altura de 4 á 5.000.piés en las pendientes inferiores del Himalaya; pero quizás preponderando todavía más las formas templadas. Del mismo modo tambien en la montañosa isla de Fernando Póo, en el golfo de Guinea, encontró Mr. Mann que empezaban á aparecer, á la altura próximamente de 5.000 piés, las formas templadas europeas. En las montañas de Panamá, á una altura sólo de 2.000 piés, encontró el Dr. Seemann una vegetacion como la de Méjico, «con formas de la zona tórrida armoniosamente confundidas con las de la templada.» Veamos ahora si la conclusion de Mr. Croll, de que cuando el hemisferio del Norte sufria el frio extremado del gran período glacial, habia más calor en el hemisferio del Sur, arroja alguna claridad sobre la, al parecer, inexplicable distribucion actual de varios organismos en las partes centrales de ambos hemisferios y sobre las montañas de los trópicos. El período glacial, medido en años, tiene que haber sido muy largo; y cuando recordamos sobre qué vastas extensiones se han esparcido en unos pocos siglos algunas plantas y animales naturalizados, este período habrá sido suficiente para una gran cantidad de emigracion. Sabemos que las formas árticas invadieron las regiones templadas conforme el frio se iba haciendo más extenso; y por los hechos que se acaban de citar, apénas puede haber duda de que una de las formas templadas más rigorosas dominantes y de más extension, invadió las tierras bajas ecuatoriales. Los habitantes de estas tierras calientes emigrarian al mismo tiempo á las regiones tropicales y subtropicales del Sur; porque el hemisferio del Sur tenía entónces más calor. Al declinar el período glacial, como ambos hemisferios recobraron gradualmente sus temperaturas anteriores, las formas templadas del Norte que vivian en las tierras bajas del Ecuador fueron impulsadas á sus antiguos lugares, ó destruidas, reemplazándolas las formas ecuatoriales que volvian del Sur. Algunas, sin embargo, de las formas templadas del Norte, casi con certeza, habian subido á alguna tierra alta adyacente, en la cual, si estaban lo bastante elevadas, sobrevivirian durante mucho tiempo, como las formas árticas en las montañas de Europa. Podian haber sobrevivido áun cuando el clima no fuese perfectamente propio para ellas, porque el cambio de tempera-