distintas especies pertenecientes á los mismos géneros en líneas divergentes de un centro comun; y yo me inclino á buscar, tanto en el hemisferio del Sur como en el del Norte, un período anterior y más caliento ántes del principio del glacial último, en el cual las tierras antárticas, que hoy cubren los hielos, tenian una flora en alto grado peculiar y aislada. Puede sospecharse que antes de que esta flora fuese exterminada, durante la última época glacial, se habian ya dispersado extensamente unas pocas formas por varios puntos del hemisferio del Sur, valiéndose de medios ocasionales de transporte, y con la ayuda de las islas hoy sumergidas como punto de descanso. De esto modo, las costas meridionales de América, Australia y NuevaZelanda pueden haber llegado á estar ligeramente caracterizadas por las mismas formas peculiares de vida. Sir Charles Lyell, en un trozo sorprendente, ha discurrido, en lenguaje casi idéntico al mio, acerca de los efectos que sobro la distribucion geográfica tendrian las grandes alternativas de clima en todo el mundo. Y ahora hemos visto que la conclusion de Mr. Croll, acerca de que coinciden períodos glaciales sucesivos en un hemisferio, con períodos más calientes en el hemisferio opuesto, juntamente con la admision de lentas modificaciones en las especies, explica una multitud de hechos en la distribucion de las mismas formas de vida y de las análogas en todas partes del globo. Las aguas vivas han corrido durante un período desde el Norte, y durante otro desde el Sur, y en ambos casos han llegado al Ecuador; pero la corriente de la vida ha fluido con mayor fuerza desde el Norte que en direccion opuesta, y ha inundado, por consiguiente, con más libertad el Mediodía. Así como la marea deja sus resíduos en líneas horizontales, que más se van elevando en las playas en donde la pleamar subo más, del mismo modo las aguas vivas han dejado sus restos vivos en las cumbres de nuestras montañas, en una línea que dulcemente se eleva desde las tierras árticas bajas hasta una gran altura en el Ecuador. Los varios seres que quedan así, como encallados en tierra, pueden ser comparados á las razas salvajes de hombres que, arrojados á las espesuras de las montañas de casi todas las tierras y sobreviviendo allí, nos sirven de recuerdo, lleno para nosotros de interes, de los primeros habitantes de las tierras bajas circundantes.
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