Siguió la distribución de premios, monedas de plata con cintas tricolor: verde, blanco y rojo. Noté que la mayoría que los premios se los llevaron niños de sangre completamente India, y uno de los más altos fue tomado por una joven india de diecisiete años, cuya ropa escasa, pero escrupulosamente aseada indicaba, sin lugar a dudas, que era hija de gente en circunstancias muy pobres.
Me sorprende la excelencia las escuelas públicas de México, cuando recuerdo cuan recientemente fueron creadas, y, más aún, en la inteligencia brillante y excelente comportamiento de los alumnos. En las calles, los niños de México son patrones de buena conducta, y el elemento escandaloso, tan dolorosamente evidente entre la de juventud de nuestras Ciudades del Norte, está totalmente ausente aquí.
Sayula es una de las más antiguas Ciudades de México, y dispone de un número Iglesias bastante fuera de proporción a su población. Visitamos algunas de ellas. Nos encontramos con una de ellos, aunque simple por fuera, con una magnífica estructura interior, con largas filas de pilares y techos abovedados, pintado con ricos diseños de frescos hermosamente ejecutados.
Los habitantes de Sayula, para no ser superados los de ciudades más pretenciosos, preparó una selecta fiesta baile en la noche, en honor de sus visitantes, y entre los bailantes noté un inusual número de hombres guapos y hermosas mujeres, de puro, o casi puro, tipo de español. Una de ellas, Dolores Mora, hija del pagador del estado de Jalisco, actualmente en el campo contra los bandidos, era una perfecta belleza, y hubiera sido una bella en cualquier salón de baile en la cristiandad. Una cara llena, redonda, suave, cabello
