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LA ALAMEDA DE MÉXICO.
y la rápida venganza del Todopoderoso cayó sobre todos los que participaron en el gran crimen contra la libertad y la humanidad.
Cabalgamos de regreso al anochecer a través de la amplia y recta avenida que Maximiliano había cortado desde la vieja Alameda, bajo cuyos árboles Moctezuma alguna vez caminó y vio miles de señoras y señores cabalgando arriba y abajo sobre el largo paseo—un camino de una milla o más, el único paseo de moda y seguro en la vecindad de México—mientras una banda militar tocaba en la plaza, y la caballería del ejército mexicano galopaba, aquí y allá, proetgiendonos y a ellos contra los ataques de los bandidos y plagiarios, los que incluso abundan en los suburbios de la capital.