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Página:Our Sister Republic - Mexico.djvu/304

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RESPUESTA DEL CORONEL EVANS

De pie ante hombres cuyos nombres y hechos ya han pasado a la historia y están indisolublemente conectados con la historia del progreso de la humanidad, y en medio de escenas alrededor de las cuales se toma la mitad del romance de la historia del mundo, no puedo sino estar orgulloso más allá de lo posible, ser considerado incluso el más humilde representante que esa poderosa institución de la civilización, que no sólo es 'el poder detrás del trono, pero un poder mayor que el trono mismo, un poder ante cuyos irresistible ataques todos los tronos la tierra hoy se derrumban en polvo.

Que la prensa de los Estados Unidos de Norteamérica, y la prensa de los Estados Unidos de México en adelante pueda manifestar el espíritu de indulgencia y conciliación mutua, y cultivar el espíritu de bondad fraternal tan necesario para preservar la paz, interna y externa, de las dos repúblicas, y asegurar su progreso, desarrollo e iluminacion, es, creo yo, el sincero deseo de todo periodista honorable hoy en América; sin duda es el mío.

Eso es para la prensa. Y ahora una palabra sobre un tema aún más cercano y querido a mi corazón.

¡México! el valor de tus hijos ha demostrado en cien campos de batalla bien luchados y su patriotismo esta ahí ahora, gracias a Dios, para no contradecir. De hecho estoy feliz de ver a mi alrededor esta noche algunos de los valientes hijos de mi propia ciudad orgullosa del mar de la puesta del sol, que han luchado gallardamente lado a lado con los hijos de México, para el triunfo de las instituciones republicanas.

¡México! El sol de tu clima tropical es sólo menos cálido que los corazones de tus hijos, y las flores de los campos sólo menos bellas que las hijas tu tierra, a quienes mucho he conocido y amado y bien honrado.

Pero mucho más fuerte que el poder de la prensa, mayor que el coraje del soldado, más noble que la devoción del patriota, más hermosa que todas las flores del Valle, son los recuerdos, dulces y tiernos, y santos, que se agrupan alrededor del sagrado nombre de 'Madre'.

Caballeros: el buen hijo honra a su madre; él quien