dar las más ridículas manifestaciones de cortesía hacia todos en la calle, a quien su figura ligeramente obesa, llamara la atención, causado por el traje curiosamente anticuado que usaba.
San Francisco tiene todavía otra especialidad, en la forma de "Norton I, por la gracia de Dios y la voluntad de la gente, emperador de los Estados Unidos, Protector de México, y señor soberano de las islas Guano," como se llama él mismo en todas sus proclamas. Se le puede ver hoy, vestido con un sucio y grasiento uniforme, sombrero de lado y pluma, llevando una pesada espada de caballería y un enorme bastón nudoso, yendo y viniendo por la calle Montgomery, o mirando curiosamente en las ventanas de tiendas, examinando toda obra de arte, con un ojo apreciativo y crítico.
Los asuntos de estado pesan mucho sobre Norton Primero, y en su edad avanzada, él está siendo presa de ciertas leves ebulliciones de ira, a la menor provocación. Él envía diariamente comunicaciones a las diferentes coronas de Europa y Asia, ordenándoles hacer esto o aquello, inmediatamente. Sus despachos telegráficos llenarían—y generalmente lo hace—un cesto de basura ordinario cada semana del año, y el número de proclamas que envía a las oficinas de los diferentes periódicos, con órdenes de publicarlo inmediatamente, bajo pena de muerte instantánea y confiscación de propiedad, está más allá de medición. Él fue un rico especulador de asuntos de pan, en los primeros días de San Francisco, y probablemente recibe más o menos ayuda de sus viejos conocidos más afortunados, y posiblemente también, de una orden secreta de la que él una vez fue miembro; pero el completo secreto de su vida y manteniendo su estado real, es un misterio para la mayoría de la gente.
