veinte millas—a Puebla, estando terminado en este extremo de la ruta, y cincuenta al oeste de Veracruz, dejando un vacío de sólo ciento veinte millas. Puede ser construido el ferrocarril interoceánico de Tehuantepec, la concesión de Tuxpan y Manzanillo o ferrocarril de San Blas pronto pasará en el Congreso, y otros caminos están proyectados. El Valle de México será drenado y hecho saludable por mejoras ya muy avanzados, y que pronto se terminarán.
Entre las muchas mejoras en proceso, puedo mencionar una particularmente prometedora, la proyectada línea de comunicación entre la Ciudad de México y el puerto de Tampico.
Bajo el decreto especial del 25 de mayo de 1868, el Congreso mexicano hizo la apropiación tres mil dólares por mes, para abrir un camino de carretas entre Ometuzco y el Río Pánuco. El objetivo es conectar a la Ciudad de México y el puerto de Tampico por la ruta más directa, y al mismo tiempo, dar protección a un de las más ricas e interesante parte de la Sierra y zona Huasteca. Una Comisión de ingenieros, encabezada por John C. C. Hill, fue nombrado por el Gobierno de México el 10 de junio de 1868, para explorar el terreno, con el fin de seleccionar la mejor ruta, con el entendimiento de que el camino debe, bajo toda circunstancia, tocar Zacualtipán y Huejutla, y terminar en el punto más adecuado del Río Pánuco, donde se pueda navegar en todas las temporadas del año, por pequeños barcos de vapor hasta el Golfo. El punto seleccionado, es Tanjuco, un pequeño pueblo indio, convenientemente situado en el banco este del Río Pánuco, a unas cincuenta millas arriba de Tampico.