extranjeros de México, y muchos de los residentes nacidos en Europea, que alaban con placer la anexión de México, pacíficamente o por la fuerza, a los Estados Unidos, ya que les daría seguridad del pago final de sus reclamos, y la restauración del orden en el país. Pero mientras México se podría beneficiar—tengo mis dudas si sería inmediatamente, en la medida en gente de Estados Unidos generalmente supone—deberíamos estar obligados a aumentar en gran medida nuestro ejército, añadir inmensamente a nuestra deuda, y añadir un elemento no homogéneo—más de ocho millones de personas—con todos los derechos de ciudadanía, a la población de los Estados Unidos de América. ¿Podemos permitirnos hacer esto? ¿Deberíamos hacerlo?
Con todos los inconvenientes en México, uno no puede sino reconocer que han hecho importantes avances desde que el grupo Liberal, con Benito Juárez a la cabeza, llegó al poder. Se han realizado cosas notables. 1ero. El secuestro de los vastos terrenos de finca de la Iglesia, y la destrucción de su poder temporal. 2do. El establecimiento de completa tolerancia religiosa y protección de todos en el derecho de adorar a Dios según sus conciencias. 3ero. El establecimiento de escuelas públicas y la inauguración un sistema de instrucción pública libre todavía en su infancia, pero destinado a trabajar en mayor beneficio de futuras generaciones. 4to. La liberación y emancipación de todo peón y la destrucción de la ultima forma legalizada de esclavitud. 5to. La de libertad de la prensa, todavía no completa, pero casi, y que pronto será perfecta.
Pocas naciones han podido hacer tanto en tan pocos años y, eso también, frente a la más violenta opo-
