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GENERAL ARTEAGA.—TERRENO HISTORICO.

traste con el verde intenso de la vegetación, y el escarlata y azul y naranja de las flores, los sables y mosquetes brillando en el sol, con la de cientos de detalles menores pero aún pintoresco fue la marcha, una vez atestiguada, no será pronto olvidada.

Era mediodía cuando llegamos a la Mesa en el lado oriental, y cruzamos hacia la Barranca de Atenquique, más allá donde esperábamos encontrar las diligencias de Zapotlán. Mirando hacia atrás, noté dos proyecciones o puntos entre secciones divididas de la Barranca; estas podrían servir como puntos sobre los que construir apoyos para un puente colgante, que podría construirse de manera que cada tramo no exceda ochocientos pies de longitud. En el punto más alto, el General Arteaga, al comienzo de la invasión francesa, construyó defensas de tierra defendidas por artillería, pero encontrando a sus tropas, que estaban mal armadas y completamente desmoralizadas, no pudo sostener la posición, lanzó su cañón hacia la Barranca y se retiraron al interior. Posteriormente fue tomado por sorpresa, y asesinado a sangre fría por los franceses, bajo las órdenes de Maximiliano. Los restos del General Arteaga, con los del General Salazar, quien tuvo un destino similar, recientemente se han llevado al Panteón, en la Ciudad de México, y enterrados en gran estado.

Toma el Valle de Yosemite, disminúyelo en profundidad a la mitad y reduce el ancho de la misma manera, cubre todos los lados y el fondo con la exuberante vegetación del trópico y tienes la gran Barranca de Beltrán como la miramos por última vez.

A la 1 en punto p. m., nos detuvimos a descansar en la última de la Barrancas, la de Atenquique, en el que las fuerzas de Miramón fueron liquidadas y completamente eliminadas, con pérdida casi total, por los liberales bajo el General