inventó él, que ha sido producto de muchos hombres que a lo largo de miles de años lo han ido formando y puliendo, preservándolo de peligros propios y ajenos. José Luis Martínez, en su obra "Nezahualcóyotl vida y obra", en la página 80 dice: "No es extraño, entonces, que en sus ideas religiosas Nezahualcóyotl haya vuelto también a las antiguas doctrinas toltecas. Lo que sabemos de este pueblo es por lo general legendario e incierto. Para los antiguos pueblos indígenas de mediados del siglo XV, lo Tolteca o la Toltequidad o Toltecáyotl era un sinónimo de perfección, arte y sabiduría, y el pueblo o el período tolteca se consideraban el pasado remoto y dorado del conjunto de los pueblos nahuas".
Según dice Don Juan, este conocimiento tiene dos grandes épocas. La primera se inicia muchos siglos antes de que tuviera lugar la conquista. En esa época los hombres que desarrollaban y exploraban este conocimiento fracasaron. Se obsesionaron con los extravíos y complejos mundos que atestiguaban y, cuando llegaron a su tierra pueblos indígenas conquistadores, los destruyeron y se apoderaron de ciertos conocimientos "superficiales". Muchos de los hechiceros de México (los hechiceros y los llamados diableros, son personas que manejan empíricamente limitados conocimientos de la Toltequidad y que generalmente, lucran en medio de los males y pasiones de la gente) son descendientes de esos conquistadores, por eso su conocimiento es incompleto. Los hombres de conocimiento que sobrevinieron a esa crisis hicieron un recuento de sus prácticas milenarias y analizaron sus errores Así emprendieron un nuevo "ciclo". Al poco tiempo llegaron los conquistadores españoles y muchos de los hombres y mujeres de conocimiento que desarrollaban la "nueva" Toltequidad fueron exterminados; otros se refugiaron en una impecable discreción que se ha mantenido desde entonces hasta nuestros días.
Cuando Castaneda tiene su encuentro con Don Juan, éste tenía un grupo de aprendices con los que venía trabajando en las "prácticas" de la Toltequidad, ya que como parte de las tradiciones, usos y costumbres de los hombres de conocimiento llamados "toltecas" o "naguales", antes de "culminar" con su obra tenían que preparar a otro grupo para depositar en ellos el conocimiento, a fin de continuar con la tradición milenaria.
La selección de los candidatos a convertirse en aprendices es cuestión de "el poder". Y es "el poder" el que selecciona a Carlos Castaneda, un estudiante de Antropología de la Universidad de California en los Estados Unidos, de origen sudamericano, quien se encontraba elaborando su tesis doctoral sobre las plantas medicinales y alucinógenas que usan los indígenas. Un maestro de Castaneda le presentó a Don Juan, quien pudo "ver" en Castaneda características especiales que lo señalaban y, a partir de ese momento, lo convirtió en su aprendiz.
La Toltequidad no acepta voluntarios. Aquéllos que son seleccionados poseen cierta configuración energética que es necesaria para adquirir dicho conocimiento y tienen que encontrar en el momento preciso a un nagual o maestro. Entrar a la Toltequidad o a la brujería implica cambiar el concepto que tenemos de nosotros mismos y del mundo. Para los toltecas el mundo, además de ser como nosotros lo percibimos, es también un mundo de cargas energéticas. El mundo "cotidiano" se percibe a través de la razón, mientras que el mundo de la Toltequidad sólo se puede percibir, como ya dijimos, evitando el uso de la razón; es decir, a través de la percepción directa de la energía. Los toltecas sostienen que el ser humano tiene otros elementos con los que puede percibir el conocimiento que se encuentra en la "otra realidad", tan cierta como la que hemos aprendido a percibir desde niños con el uso de la razón.
Entender que el mundo y la realidad, además de ser como los percibimos, son, al mismo tiempo, diferentes, exige un gran esfuerzo de flexibilidad. Y para llegar a tener esa
"flexibilidad" es necesario acumular suficiente energía o "poder personal", como diría Don