La técnica del acecho consiste en seis elementos que están unidos entre sí. Cinco de ellos son los que Don Juan llaman "los atributos del guerrero" y que pertenecen a su mundo; el sexto es la culminación de los cinco y pertenece al mundo cotidiano.
Los elementos son: control disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. El pinche tirano es el sexto, pero pertenece al mundo externo.
El tirano es una persona imposible de soportar por sus actos y en posición de poder, por lo que nos permite poner en juego las demás. La importancia personal proviene de la altísima estima en la que tenemos las supuestas cualidades de nuestra persona; un tirano puede destruir a cualquiera que tenga un mínimo de estima por su persona.
Sin embargo, para el aprendiz de guerrero, encontrarse con un tirano es algo que se debe celebrar, ya que le obligará a reducir su importancia personal y le permitirá desarrollar las cuatro primeras técnicas de la maestría del acecho.
Lo que también hace a un ser humano un tirano es la obsesión de lo conocido, y cuando un aprendiz es derrotado por un tirano el peligro que corre es que él se convierta en otro tirano.
Nada puede templar tanto el espíritu de un aprendiz como el enfrentarse con un tirano, para lo cual se requiere de una estrategia y deshacerse de la importancia personal; el peligro de este enfrentamiento es tomar muy en serio los sentimientos propios, así como las acciones de los tiranos.
Con esta técnica, con una estrategia y sin la importancia personal, se puede enfrentar a los tiranos para templar el espíritu y obtener la sobriedad y la serenidad. El control es afinar el espíritu cuando lo pisotean. La disciplina es reunir toda la información mientras le golpean. El refrenamiento es esperar pacientemente, sin angustias ni resentimientos, a lo que se ha hecho acreedor el tirano. La habilidad de escoger el momento oportuno es la compuerta que contiene a las demás.
El intento es la capacidad del guerrero que, con la impecabilidad, logra la voluntad que es una fuerza que, de manera "natural", fija el punto de encaje en un sitio particular del huevo luminoso y, así, poder moverse por propia convicción. El intento es la capacidad de manejar la voluntad por deseo propio. Mover el punto de encaje es el logro supremo de un guerrero.
Los nuevos videntes usaron a los españoles como tiranos y aunque para la mayoría de los indígenas la llegada de los occidentales fue una desgracia, para los nuevos videntes resultó un elemento que los impulsó a desarrollar su conocimiento.
En nuestros días, cuando un guerrero es derrotado por un tirano, tiene la oportunidad de replegarse, reordenarse y volver al desafío más tarde. En la Colonia, ser derrotado por un tirano podía conducir a la muerte, en la actualidad esa derrota puede ser devastadora.
“Piénsalo, aquello que nos debilita es sentirnos ofendidos por los hechos y malhechos de nuestros semejantes. Nuestra importancia personal requiere que pasemos la mayor parte de nuestras vidas ofendidos por alguien...