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palabra le comp:tdecia y finalmente que le despreciaba. - Pero Luis... ~ - Calla. Quiso replicar Núñez, mas yo le di la espalda con intención de retirarme. Fué en ese instante que, deteniéndome, se Jesató en ofensas contra los criollos y contra mi. Dijo que somos unos pretenciosos, infatuados por el rechazo de los ingleses ~ que los españoles debían primar aqu( sobre todos, puesto que los nativos no son capaces de nada; y que todos los que no pensamos. de esa manera, éramos uuos miserables, malos patriotas, enemigos· del Rey, traidores á España. Yo interrumpl esa let.ania de impro perios en la forma que tú sabes, y si no intervienen otras personas... no sé dónde termina el altercado. - Pero Luís, ¿no comprendes que todo esto nos perjudica, que descargarán sobre nosotros las iras del Virrey? No ves que tú mismo atraes sobre ti las prevenciones de los españoles todos' I Ah I Plegue al cielo que tu imprudencia no nos traiga los resultados terribles que preveo. - Eres muy timorato, Pablo ... - No tal. .. - Mira: si es que hemos de continuar presenciando impasibles los bárbaros excesos de los españoles, yo desde ya te declaro que no·
