Los antiguos habitantes de lo que hoy es México iniciaron y desarrollaron, desde el mismo origen de los tiempos, una serie de ideas sobre el sentido de la vida. A lo largo del tiempo fueron puliendo, decantado y sistematizando este complejo sistema al que llamaron "Toltecáyotl", que se puede traducir como "el conjunto más elevado de creaciones de los toltecas", el meta objetivo de la civilización del Anáhuac.
La Toltecáyotl es el conjunto de conocimientos que tienen como objetivo lograr la trascendencia espiritual de la existencia, a partir de alcanzar "el equilibrio de los cuatro rumbos de la vida", es decir, el aspecto espiritual con el aspecto material, el aspecto racional con el intuitivo y que iconográficamente se representa con la llamada "Cruz de Quetzalcóatl" o quincunce.
La Toltecáyotl tiene el mismo valor filosófico y la misma profundidad humana como el hinduismo, el budismo o el zoroastrismo. Sabiduría que ha guiado por milenios el existir de los pueblos que conforman la civilización del Anáhuac a lo largo de ocho milenios, desde la invención de la agricultura hasta nuestros días.
Este ancestral conjunto de conocimientos, que a través del tiempo se han ido
acumulando en "el banco genético de información cultural", en la memoria
histórica, y le da a los hijos de los hijs un"rostro propio y un corazón
verdadero", que los distingue y los diferencia de los demás pueblos del
mundo.