Página:Pensamientos (Rousseau) - Tomo II.djvu/111

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son tan honrados como todos los demas; pero desgraciado aquel que dé motivo á que se le ponga en ridículo: su marca cáustica es indeleble: no solamente despedaza las costumbres y la virtud, sino que hace impresion hasta en el vicio mismo; hace calumniar hasta á los malvados.

Lo mas admirable en estas sociedades selectas es ver á seis personas escogidas espresamente para divertirse juntas, y entre las cuales reinan tambien muchas veces uniones secretas, que no puedan permanecer una hora ceñidas en su conversacion á sí mismas, sin hacer intervenir en ella á la mitad de Paris; como si sus corazones nada tuviesen que decirse, y como si no hubiese en su sociedad persona que mereciese interesarlas.

Si por casualidad la conversacion recae sobre los convidados, es comunmente en cierto lenguage enigmático de sociedad, cuya clave es necesario tener para entenderle. A favor de esta cifra se hacen recíprocamente, y segun el gusto del tiempo, mil chanzas pesadas en las cuales no es el que menos brilla el mas necio, miéntras que un tercero, mal instruido en la tal cifra, se halla reducido al fastidio, ó á reír de lo que no entiende.