aun tienen bastante valor para ser grandes malvados.
Su figura, su semblante y su continente anuncian la seguridad y el contento: la salud brilla sobre su rostro; sus firmes pasos le dan un aspecto de vigor; su color delicado aun, sin carecer de viveza, nada tiene de una molicie afeminada; el aire y el sol han impreso ya en él la honrosa marca de su sexo; sus músculos aun ocultos empiezan á manifestar algunos rasgos de una naciente fisonomía: sus ojos á los cuales no anima todavía el fuego del sentimiento, tienen á lo menos toda su nativa serenidad; no los han oscurecido aun largas tristezas, ni llantos eternos han surcado sus mejillas. Contemplad en sus movimientos prontos, pero seguros, la vivacidad de su edad, la entereza de la independencia, y la esperiencia de multiplicados ejercicios. Tiene la presencia despejada y libre, pero no insolente ni vana;