Lejos de chocar con el modo de obrar de los demas, Emilio de buena voluntad se conforma con él, no por parecer instruido en los estilos, ni por afectar los modales de un hombre cortés, sino al contrario de temor de que se le distinga, para evitar que se le note, y nunca se halla mas á su gusto que cuando no se repara en él.
Aunque al entrar en el mundo ignora absolutamente los modales de él, no por eso es tímido y medroso: si se esconde, no es por confusion, sino porque para ver bien es necesario no ser visto, porque le inquieta poco lo que se piense de él, y le causa poco miedo el que le ridiculicen. Esto hace que permaneciendo siempre tranquilo y sereno, no se turbe por la mala vergüenza. Míresele ó no, siempre hace lo que sabe lo mejor que le es posible, y estando siempre observando bien á los demas, toma los estilos con una facilidad que no pueden tener los esclavos de la opinion. Puede decirse que toma mas pronto el estilo del mundo, precisamente porque hace poco caso de él.
No os engañeis sin embargo acerca, de su planta, ni la compareis con la de vuestros jóvenes pisaverdes. Es firme, no presumido;