Página:Pensamientos (Rousseau) - Tomo II.djvu/242

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padre ó su madre la llame en medio de su llanto, y la diga una sola palabra: al momento viene corriendo á jugar y reir, enjugandose los ojos con disimulo y procurando ahogar sus sollozos.

Tampoco está esenta Sofía de caprichos: su genio un poco arrebatado, cuando la irritan, degenera en obstinacion, y entónces está sujeta á escederse. Pero dejadla tiempo para volver en sí, y en el modo de borrar su culpa casi hará de ella un mérito.

Si se la castiga, es dócil y sumisa, y se echa de ver que su vergüenza no tanto viene del castigo como de su falta. Si nada se la dice, jamas deja de repararla por sí misma, y de tan buena voluntad que no es posible guardarla rencor. Besaria el suelo delante del último criado, sin que esta humillacion la costase el menor trabajo; y tan pronto como se la ha perdonado, su alegria y sus halagos manifiestan de que peso se ha aliviado su corazon. En una palabra, lleva con paciencia los agravios de los demas, y repara con gusto los suyos. Tal es el amable natural de su sexo ántes que nosotros le hayamos estragado. La muger es hecha para ceder al hombre, y aun para aguantar su injusticia: