Página:Pensamientos (Rousseau) - Tomo II.djvu/65

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tolerados en una casa no reinan solos en ella; dejemos germinar uno, y en seguida nacerán mil.

En una casa en que el amo es querido y respetado sinceramente, mirandose todos sus criados como perjudicados en las pérdidas que le pusiesen menos en estado de recompensar á uno que le sirve bien, son igualmente incapaces de tolerar en silencio el daño que quisiese hacerle alguno de ellos. Es seguramente una policía bien sublime la que sabe transformar asi el vil oficio de acusador en una funcion de celo, de integridad y de valor, tan noble ó á lo menos tan laudable como lo era entre los Romanos.

El precepto de cubrir las faltas de su prójimo no se refiere sino á aquellas que no hacen daño á nadie: una injusticia que se vé, y se calla perjudicando á un tercero, la comete uno mismo; y como solamente el sentimiento de nuestros propios defectos es el que nos obliga á perdonar los de otro, nadie quiere tolerar á los bribones, á menos que el que los encubre no lo sea tambien. Estos principios, en general verdaderos de hombre á hombre, son aun mucho mas rigorosos en la estrecha relacion de criado á amo.