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Página:Pigmalion (Rousseau).djvu/18

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De los quatro Elementos, fuego dulce,
Venus celeste, sacra y peregrina:
¡Oh, Venus, por quien todo se conserva,
Y siempre está en reproduccion contínua!
¿Qué se ha hecho tu equidad, y los auxilios
De la rara virtud que comunicas?
¡En la naturaleza no hay ya leyes
Que arreglen la pasion que me domína!
¡Internado en mi pecho está tu fuego,
Y un mortal hielo en este marmol fixas!
¡Tengo de mas la vida que á é le falta,
Y no hay prodigios para mí este dia!
Mis esperanzas.... sí.... ya fenecieron.
El órden de las cosas hoy se mira
Trastornado, confuso, y ha perdido
Todo el vigor naturaleza misma.
Á sus leyes la fuerza restituye;
El curso restablece con que giran,
Y esparce hoy, con proporcion perfecta,
Tu grande influxo y proteccion divina.
Dos obras solamente hay desigualdades:
Haz que mi llama intensa se divida,
Y dé calor á esta figura helada.
Á mi súplica atiende, pues tú misma,
Por mi mano, formaste estos hechizos,
Que solo esperan sentimiento y vida.
Quítame la mitad, dásela toda,