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CONTINÚA LA HUIDA ENTRE LOS MATORRALES
mente honrado, y al fin, después de buscar de nuevo, halló el botón y se lo entregó á Alán.
—Bien, y es una cosa buena para la honra de los Maccolls,—dijo Alán, y dirigiéndose luego á mí, agregó,aquí tiene Vd. otra vez mi botón, y gracias por habérmelo prestado, porque forma parte de toda su amistad hacia mí.
Entonces se despidió muy afectuosamente del mensajero diciéndole: —Me ha hecho Vd. un notable servicio, exponiendo su vida; y siempre lo llamaré á Vd. un hombre de bien.
El mensajero entonces partió por un lado, y Alán y yo, después de recoger nuestros enseres, tomamos otra dirección y continuamos nuestra fuga.