esencia nociva al súbdito que obedece; que la injusticia al contrario exerce su imperio sobre los bien morigerados y justos, que por sencilléz ceden en todo al interés del mas fuerte, y por obsequiarle no se ocupan sino en procurar su felicidad, sin pensar en la suya propia. Ved pues, simplísimo Sócrates, cómo debe tomarse la cosa: el hombre justo en todas partes tiene el último lugar en concurrencia con el injusto. Por de contado en los mutuos contratos y comercio de la vida, quando se junta éste con aquel, jamás encontrareis que al separarse la compañia saque mas utilidades el justo que el injusto, sino muchas ménos. En los negocios públicos, quando las urgencias del Estado exigen alguna contribucion, el justo con bienes iguales contribuirá mas, el injusto ménos; pero si ha de recibir, el justo nada, el injusto se lleva todos los provechos. Suceda pues que uno y otro regenten algun empleo publico, aquel por lo mismo que es justo, en lugar de enriquecerse á costa del Estado, dexara aun perder las cosas de su casa, por el poco cuidado que se tomará de ellas, y aún sera mucho para él, sino le sucede otra cosa peor. Ademas se hara odioso á los amigos y parientes, porque no querrá hacer nada por ellos fuera de lo justo. Suerte enteramente contraria experimentará el injusto; porque yo le supongo, como ya he dicho, con poder bastante para vencer á los otros. Sobre un hombre pues de este carácter debéis echar los ojos si quereis
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Apariencia