enderezarlo diestramente. Digo pues que el malo dirija sus empresas injustas con tanta sutileza que no sea descubierto, sí es que ha de ser completamente malo: pues si fuese sorprehendido seria tenido por un necio. Porque el grado sumo de injusticia consiste en parecer hombre de bien sin serlo. Demos pues al completamente injusto toda la maldad de que es capáz, sin quitarle nada; ántes bien le permitamos que cometiendo los mas atroces delitos, sepa adquirirlos con todos la reputacion de hombre justificado; y si por acaso llega á tropezar, pueda levantarse luego al punto, y sea bastante eloqüente para persuadir su inocéncia á aquellos ante quienes fuese delatado, y sea tambien fuerte, atrevido, y bastante poderoso, ora sea por sí mismo, ora por medio de sus amigos para conseguir por la fuerza lo que no pudiese de otro modo.
Pongamos ahora junto á este al hombre de bien, cuyo carácter sea la sencillez é ingenuidad, y qué como Eschylo [1], sea más zeloso de ser bueno que de parecerlo. Quitemosle aún la reputacion de hombre honrado; porque si pasa por tal sera colmado en conseqüencia de honores y de bienes; y no podremos ya juzgar si ama la justicia por sí misma, o por los bienes y honores que ella le procura. En una palabra, despojemosle de todo, salvo de la justicia; y para poner entre uno y otro
- ↑ Sep. Cont. The. v. 598.