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Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/168

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impide. Hay grande apariencia, que muchos no estarán satisfechos del género de vida sencilla, que les hemos propuesto. Ellos añadirán camas, mesas, muebles de toda especie, guisados, olores, perfumes, rameras y toda variedad de golosinas y regalos. Ya no deberán contarse solamente entre las cosas necesarias, aquellas de que poco hace hablabamos, mesas, vestidos, calzados; sino que en adelante va á ponerse en movimiento la pintura, y todas las otras artes hijas del luxo. Ya es necesario tener oro, marfil y materias preciosas de todas especies. No es así? Glauc. Ciertamente.

Soc. Preciso pues será ensanchar mucho la ciudad, porque la sana de que yo he hablado va á ser muy pequeña y se ha de rehinchir con un peso y multitud de gentes, que el luxo y no la necesidad han introducido en los estados, como los cazadores de toda especie, y aquellos cuya arte consiste en la imitacion, ahora sea en órden á las figuras y á los colores, ahora en órden á los tonos, los poetas con toda su comparsa, romanceros, actores, baylarines, impresarios, los artífices en todo género, en especial los que se ocupan en el adorno de las mugeres. Aún necesitaremos allí de muchos sirvientes, ayos, ayas, amas de leche, peluqueros, barberos, bodegoneros y cocineros, y aun añadiremos á estos los porquerizos. Nada de esto habia en nuestra primera (23) ciudad, porque no era necesario. Pero en ésta, cómo pasarse sin ello,