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Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/172

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conviniese hacerlo. Glauc. Ciertamente son necesarias todas estas cosas. Soc. Deberá tambien ser esforzado para combatirle con valor? Glauc. Sin disputa. Soc. Pero un caballo, un perro, ó algun otro animal puede ser esforzado, no siendo iracundo? No habeis advertido que la cólera es inexpugnable é invencible, y que hace al alma intrépida é incapaz de ceder al peligro? Glauc. Advertidolo he. Soc. Tales pues son las qualidades del cuerpo que debe tener un defensor del estado. Glauc. Ciertamente. Soc. Y tambien las del ánimo, esto es, ser iracundo. Glauc. Tambien esto. Soc. Pero mi amado Glaucon, si son tales, quales acabamos de decir, cómo no serán ellos feroces entre sí mismos, y para los demas ciudadanos? Glauc. En verdad que es difícil no lo sean. Soc. Con todo, ellos deben ser dulces para con sus amigos, y guardar toda su ferocidad para los enemigos; pues sin esto no aguardarán á que vengan otros á destruirlos, sino que se aniquilarán prontamente á sí mismos, obrando de este modo. Glauc. Esto es verdad. Soc. Qué haremos pues? dónde encontraremos un carácter que sea juntamente dulce é iracundo? porque una de estas dos qualidades es contraria (25) á la otra. Glauc. Así parece. Soc. Pues ello es que no podría haber un buen defensor, si una de las dos le faltase: tenerlas entrambas, parece imposible; de donde se concluye que un buen militar en parte ninguna puede encontrarse. Glauc. Su riesgo corre.