bien gobernada, no hemos de permitir que nadie diga ni oiga semejantes discursos, ahora sea jóven, ahora sea viejo, ora sea en verso, ora sea en prosa, como que ellos son injuriosos á Dios, perjudiciales al estado, y que se oponen unos á otros. Adim. Mucho me agrada ésta ley y de buena gana subscribo á su establecimiento. Soc. Sea pues esta una ley y el modélo de las que se establezcan tocante á los dioses (34), obligar á nuestros ciudadanos á decir, ya sea de palabra, ya sea por escrito, que Dios no es causa de todas las cosas (35), sino de las buenas. Adim. Esto basta. Soc. Qué decís vos de esta segunda ley? Debe mirarse á Dios como un hechizero y como que puesto en zelada se divierte en tomar mil formas diferentes, tan pronto mostrándose el mismo y convirtiéndose en figuras extrañas; tan pronto alucinándonos, moviendo nuestros sentidos, como si estuviese realmente presente? ó por ventura no debe mas bien mirarse como un sér simple, y de todos los seres el ménos capáz de mudar de figura? Adim. Yo no sé que responderos por ahora. Soc. Pero á lo ménos vos respondereis á esto. Quando alguno dexa su forma natural, no es preciso que esta mudanza venga de sí mismo, ó de otro? Adim. No hay remedio. Soc. Pues las cosas quanto mejor constituidas, ménos sujetas están á mudanza y alteracion de parte de causas extrañas. Por exemplo, los cuerpos quanto mas sanos y robustos, son
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Apariencia