un hermano, las riquezas, ó algun otro bien de esta naturaleza. Adim. En efecto que no. Soc. Luego quando le acaeciere semejante accidente, no se afligirá y lo sufrirá con toda la paciencia posible. Adim. Es muy cierto. Soc. Razon pues tuvimos de quitar á los hombres ilustres los lamentos y gemidos, y reservarlos para las mugeres y no las fuertes entre estas, como tambien para los hombres de un carácter afeminado; á fin que aquellos que destinamos á la custodia de nuestra ciudad, se averguenzen de semejantes debilidades. Adim. Hicimos muy bien.
Soc. Otra vez pues pediremos á Homero ya los otros poetas que no nos representen á Aquiles hijo de una diosa [1], tan pronto echado de lado, ó boca abaxo, ó el rostro vuelto al cielo; tan pronto errante en la ribera del mar sumergido en tristeza: ni tomando el abrasado polvo á dos manos y llenandose la cabeza: ni llorando y sollozando, como se vé que lo hizo aquel en Homero. Ni á Priamo rey respetable, casi igual á los dioses [2], revolcandose sobre estiercol, abatiendose á los mas humildes rasgos, llamando á cada uno por su nombre para que tomase parte en su desgracia. Aún con mas encarecimiento le pediremos que no nos represente á los dioses llorones y exclamando [3]: Ay infeliz de mí! quán desgraciada es mi suerte! en que mal hado di á