sostener que los trompos y peones, ó qualquiera de estos cuerpos que dán vuelta sobre su exe, sin mudar de sitio, está todo entero en quietud y en movimnto á un tiempo mismo; de ningun modo reconoceremos que estos cuerpos estén entónces en quietud y en movimiento baxo del mismo respecto. Diriamos que deben distinguir en ellos dos cosas, el exe y la circunferencia: que segun su exe ellos están quietos, pues que este exe no se inclina á un lado ni á otro; pero que segun su circunferencia ellos se mueven con un movimiento circular: que si el exe llegase á declinar á la derecha ó a la izquierda, ácia delante ó ácia trás, entonces seria absolutamente falso el decir que estos cuerpos estaban en quietud. Glauc. Y esta respuesta seria sólida. Soc. No nos confundamos pues por ninguna de estas dificultades: jamás nos persuadiran elllos, que una cosa misma, mirada baxo el mismo respecto, sea á un tiempo mismo capaz de acciones ó pasiones contrarias. Glauc. Por lo que á mí toca, seguro está que me lo persuadan. Soc. Con todo, para no detenernos demasiado en recorrer todas estas objeciones, y manifestar su falsedad: pasemos adelante, sentando por verdero el principio de que nosotros hablamos. Convengamos solamente, que si en lo sucesivo se nos descubriese falso, desde aquel momento todas las conclusiones que nosotros habremos sacado serán nulas. Glauc. Esto es lo mejor que podemos hacer.
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