Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/326

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Mas rara. Hace aquí Sócrates alusion á los misterios de Eleusis. Se debia sacrificar un puerco ántes de ser iniciado. Por esta víctima extraordinaria dá á entender Sócrates que con ménos facilidad se han de admitir los niños al conocimiento de las fábulos de que aquí se trata, que se les admitia á los misterios de Eleusis. Grou.

Alegorías. Cinco especies de teopeas se descubren entre los griegos, segun los varios dioses de nombre que ellos formaron. Primera, la de los pueblos sin cultura que adoraron el sol, la luna y los astros como cosas utilísimas independientes del hombre, y de las quales depanden en cierto modo. Segunda, la de los pueblos civilizados, que por idéas políticas decretaron honores divinos á débiles mortales indignos algunos de este nombre. Tercera, la de los poetas, que por encantar al pueblo que es uno de los fines principales de su arte, hicieron los dioses de la mitologia mas viciosos, mas corrompidos, y por esta parte mas despreciables que el vulgo mismo. Quarta, la de la alegoría que es como un barniz sobre la mitologia: porque los hombres de juicio y doctos del paganísmo mirando con horror los dioses de la fábula, se vieron obligados á imaginar y publicar que la religion poética no era otra cosa que la historia natural: Júpiter el ayre, Vulcano el fuego, Neptuno el agua, Céres la tierra, y asi los demas. Tentativa que no tuvo ningun efecto, continuando el pueblo en tomar al pie de la letra las aventuras mitologicas para lisongearse en sus descarrios; no queriendo ni metáforas, ni fisica. Quinta, la teopea moral, por la qual algunos ingenios festivos erigieron en divinidades las pasiones y las flaquezas humanas: Venus fué el deleite, Cupido el amor, Marte la cólera, Baco la embriaguéz, Mercurio el latrocinio. Teopea, que segun Teodoreto llenó las medidas del furor y de la locura humana, haciendo adorar directamente los vicios y los mas horrendos desórdenes.

Otra cosa. Alguno se inclinaria á creer que Platón reconoce en este lugar los dos principios de los mani-