Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/330

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
(244)

to á Argos su capital, de quien dice Luciano en su diálogo intitulado Cbaron: ”que las ciudades tienen su des”tino como tambien los hombres, y lo que es aún mas ”extraño los rios mismos, como el Inaco, del que ni ”siquiera se descubren los vestigios en Argos. ” Se dice que pertenece esta sentencia á la psycostasia, ó peso de las almas de Eschylo.

(40) Con exâctitud. La mentira en sentido riguroso y segun la entienden los teólogos es una manifestacion exterior por palabras ó por acciones, contra lo que interiormente sentimos en nuestra alma. La ignorancia tocante á la naturaleza de las cosas en el ánimo del que la padece, no es mentira sino error, y expresada esta ignorancia por palabras, tampoco se encuentra en ellas el fantasma de la mentira, sino del error. Y de consiguiente el que las oye sufre un engaño, como el que las profiere padece un error, uno y otro contra su voluntad, experimentando en esto los efectos de la limitacion de nuestro entendimiento. Mas el que en rigor miente lo hace voluntariamente, y en esto consiste el defecto de esta accion, que de este modo siempre es prohibida, sin que haya utilidad alguna que pueda cohonestarla.

(41) En nuestra república. En todo buen gobierno deben cuidar los magistrados de impedir baxo rigurosas penas, que se discurra ó hable con libertad é indecencia ni de Dios, ni de las cosas de la religion, que vienen á ser despreciadas, siendo poco respetadas. Y de aquí las malas resultas que en todas edades, naciones y gobiernos se han visto en los estados; porque menoscabado en el concepto de la multitud el respeto á lo que realmente es mas, fácilmente se atreve á lo que es ménos.