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Página:Platón - La República (1805), Tomo 1.djvu/60

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LIV

la menor señal de turbacion, y sin mudarsele el color, y con ayre sereno le dixo: si era permitido hacer libaciones. Y respondiéndole que no, hizo una breve oracion á Dios, y se bebió la cicuta con la mayor tranquilidad. Visto por sus amigos que la habia bebido, no pudiéron contener las lágrimas, y se abandonaron á un llanto desmesurado. Qué es esto amigos mios? les dixo Sócrates, yo habia hecho salir expresamente las mugeres por evitar este lance: alentaos, y no lloreis. Este valor y constancia calmaron el dolor de sus discípulos, y no pudiéron ménos que avergonzarse de su conducta, comparada con la de su maestro que iba á espirar. Sócrates despues de haberse paseado un poco, segun le previno el executor, conociendo que se le adormecian las piernas se echó en la cama, se cubrió la cabeza, y á poco se volvió a descubrir, y dixo estas últimas palabras: Critón, debo un gallo á Escapulario, no os olvideis de cumplir este voto por mí: y con hacer un pequeño movimiento dió el último suspiro el año primero de la Olympiada noventa y cinco, á los 70 años de su edad.