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y obligado a las hamadriadas de la selva a buscar un asilo en alguna otra estrella más feliz? ¿No has sacado a la náyade de su ola, al elfo de su pradera verde y a mí mismo no me has arrebatado mi sueño estival bajo los tamarindos?
1829.
A LA SEÑORITA * * *
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¿Que me importa si mi suerte terrestre no encierra en mí mismo más que una pequeña cosa de esta tierra? ¿qué me importa si años de amor son olvidados en un momento de odio?
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No lloro en forma alguna porque los desolados sean más dichosos que yo, pequeña, sino porque veo que os afligís por el destino de éste que no es sino un transeunte sobre la tierra...
1829.
