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La voz del que concierta el Universo,
Con mano fulgurante,
Al mundo zozobrante
Habló en medio a la ruda tempestad.

Sus ecos a mis labios han pasado;
En pura santa llama
El pecho ya se inflama....
¡Mortales descarriados, escuchad!

En vano, soberbiosos de la tierra,
Alzais la impia frente,
Y al débil, el potente.
Sepulta de la muerte en la mansion.

En vano en rozagantes vestiduras
Oculta su impureza
La reproba belleza
Abrasada en satánica pasión.
 
En vano por la senda maldecida
Del vicio, torpe planta
Moveis, y la ira Santa
Olvidais, y de Dios la inmensidad.
 
El dia lucirá de la justicia,
Y ante el solio fulgente
Del Padre providente,
De hinojos, temblará la iniquidad.

De la ignífera trompa retumbante
Al présago sonido