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Página:Poesías (A. Berro).djvu/124

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¿No vés al negro en cautiverio aciago
Inerme presa de señor brutal?
¿No vés cual abre á seductor halago
Su incauto seno la infeliz beldad?

¿No vés lanzada del materno lecho,
Cual tierna rosa á la corriente audaz,
Párvula al mundo, que en ageno techo
Amor, en vano, buscará y solaz?

En lid nefanda la sangrienta diestra
El pecho rasga del hermano ¡oh Dios!
Y casta esposa los joyeles muestra
Que á las vencidas arrancó su amor.

Tal vez en medio á la hermanal pelea
Vate profano pulsará el laud,
Y tinto en sangre, que caliente humea,
Dirá al terrible triunfador «¡salud!»

« Vencidos huyen por el llano y sierra
Esos que osaron tu poder burlar:
Amo te aclame la postrada tierra.
Ardan inciensos en el patrio altar. »

Tú sola sabes, solitaria lira,
Herir las armas con doliente son,
Mas no apagar del vencedor la ira
Huellas dejando de piedad y amor.