Esta página ha sido validada
A UNA MADRE ADORMECIENDO A SU HIJO
¿Por qué, madre donosa,
Quieres, con duro ceño,
Del blando niño, que en tus aldas posa,
Los dulces ojos entregar al sueño?
Deja, deja que abrigue
La ternezuela mano
En tu albo seno, y tus cabellos ligue,
Y al hombro luego los estienda ufano.