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Y á los ginetes sudosos
Contra sus pechos abrazan.
Solaz, por breves momentos,
Dióles Don Bruno Zabala;
Y al punto ordena que todos
Dejen las lanzas y espadas.
Y dén comienzo á la empresa
Que tiene el Rey ordenada
Poblando aquellos contornos
En buen servicio de España.
III.
Del sol los rayos postreros
Tiñen en rojo las aguas
Que mil cambiantes despiden
Cuando la briza las alza.
De las praderas vecinas
Suaves olores se exhalan
Que margaritas rastreras
Del blando cáliz derraman.
Negras columnas de humo
De entre las peñas se alzan
Que por el cielo adormido
El viento al fin desparrama.